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Han pasado más de medio siglo y la madre que creí era la mía, a la que cuido en su vejez, con mucho amor, una noche me dijo:" el tiempo de partir para mi esta cada vez más cerca y debo decirte la verdad, no eres mi hija, solo tengo una hija que nació de mi, tu no, yo te recogí del contendedor de la basura, cuando fui a botar la basura, pude apreciar un bulto como una muñeca, envuelta en una pequeña sábana blanca que se movía, eras tú, recién nacida ya que tenías hasta el cordón umbilical. Me impresionó fuertemente y te tome en mis brazos y te arrulle como si fueras mi hija y desde ahí te ame". Mi madre adoptiva se había enojado de su marido, separándose por casi 11 meses, ya que no quiso ir con él al nuevo regimiento al que le enviaron. Mi padre adoptivo era Militar, y mi madre adoptiva, es Trabajadora Social, ella se encargó de hacer los trámites necesarios para que yo fuera inscrita como su hija. Le escribió a mi padre adoptivo y le dijo que había dado a luz una segunda hija y que necesitaba ser reconocida, mi padre adoptivo aceptó tal afirmación y me inscribieron como su hija. Aunque pocos años después se separaron definitivamente, porque mi padre dudó que yo sea su hija y pensó que su esposa le había sido infiel. De pequeña, mi hermana mayor, que no lo es, nunca me aceptó, me parece que es narcisista o es bipolar, o escuchó que yo no era su hermana, no sé..., pero se encargó de hacer de mi vida una pesadilla de intermitente intensidad. Se portaba mal conmigo, desde que tengo uso de razón, siempre estaba quejándose de mi, y me acusaba de todo lo malo que le pasaba, a pesar de haber una diferencia de 8 años entre ella y yo, con lágrimas en los ojos me acusaba de que le hacía mucho daño, a pesar de ser yo menor que ella, y ser en ese entonces más pequeña, con menos fuerza, decía que le pegaba, cuando era al revés. Lastimosamente mi madre le creía y me reprendía a mi, fui educada en forma estricta, tanto por parte de mi padre como de mi madre, que realmente no fueron muy cariñosos conmigo, pero yo siempre estuve buscando su amor y aceptación. Eso influyó mucho en mi carácter y desarrollé timidez e inseguridad, me escondía en los armarios o atrás de los sillones para que no me encuentren y no me hablen. En mi adolescencia traté de suicidarme, porque mi hermana se casó ni bien cumplió los 18 años y vino a vivir con su esposo y con mi madre y yo, pero su marido era cruel, no sólo que le pegaba a ella sino también a mi. Casi me mata cuando tenía 12 años, con desesperación le conté a mi madre y a mi padre, pero ninguno hizo nada, más bien me reprendieron diciéndome que no debía meterme en los asuntos de mi hermana y que algo malo debía haber hecho yo, lo que me creó un sentimiento de total abandono y desamparo, ya que a ninguno le importaba mi persona o lo sucedido. Mi hermana tuvo a su primera hija y salieron de la casa de mi madre a la propia de ellos, porque necesitaban espacio, ese fue un período de remanso, aunque corto para mi vida, que decidí refugiarme en los estudios. Me casé y tuve a mi primer hijo, una sensación maravillosa, pero que duró poco, ya que mi bebe murió, mi esposo se divorció de mi, acrecentándose aún más, esa sensación de abandono, de desamor, de rechazo de mi persona, que me envolvía. Enfermé gravemente de cáncer, estuve a punto de morir, y en el hospital me visitó un Pastor que envió mi hermana para que me hablara de Dios, porque en ese entonces ella se refugió en la fe cristiana. Habida de encontrar un consuelo, me acerque al Señor Jesucristo, le oraba todos los días, le clamaba, leía la palabra, y comencé a sanar, de cuerpo y alma. En esa misma temporada, murió mi padre adoptivo, pero no quiso ni recibirme. Seguí estudiando, tengo una profesión, que me dieron independencia económica, pero al ver a mi madre abandonada y sola, le acogí con mis brazos abiertos para que viva conmigo y poderla cuidar. A pesar de que mi hermana fue la primera en mi familia en acercarse al Señor Jesucristo, su vida no cambió sustancialmente, su marido seguía grosero, necio y cruel, influyendo negativamente en ella; creo que esa opresión, a más de sus problemas mentales, le han hecho una persona frustrada. Al ampararle a mi madre, me exponía nuevamente a las maldades, acusaciones y chantajes de mi hermana, que realmente no lo es, pero lo hice porque mi madre, también ha sido víctima de ella. Luego me volví a casar y mi actual esposo es muy tierno y comprensivo conmigo, se ha dado cuenta del problema de mi hermana y de su marido, los que han ocultado sus traumas psicológicos, será tal vez porque los dos son Médicos, a los que hoy enfrentamos sin temor y les mantenemos a raya. Sin embargo, la confesión de mi madre adoptiva, me ha desarmado mucho, mi madre, a la que amo mucho, me ha pedido que no cuente esta confesión a nadie y mucho menos a su hija verdadera. Me ha pedido más bien que le perdone, y así lo he hecho. Se que me tomará tiempo aceptar esta verdad, pero ahora mi vida como que se va alineando, voy recordando tantos otros sucesos dolorosos en mi vida pasada, que no los comprendía, pero que hoy han encajado y han dejado de dolerme tanto. Pese a todo, mi vida ha sido buena, me he puesto a pensar: que tal si moría en el basurero, o si me recogía cualquier otra persona que no me hubiera tratado como hija, o quien sabe....; por eso, por todo lo vivido, doy gracias a Dios me haya puesto en el camino de esta mi madre, que me rescató de la basura, y le bendigo, a igual que al padre adoptivo que me educó, aunque a regañadientes, aún le bendigo a mi supuesta hermana por uno que otra demostración de afecto conmigo. Gracias nuevamente Dios, porque se cumple tu palabra que dice: "aunque padre o madre nos abandonaren, Dios estará con nosotros". Espero que lo que he contado sirva a otras personas para que se acerquen al Señor Jesucristo, que él les sanará. |
