«¡Majestad, es nuestra única esperanza, por favor!»
18.07.13 - 13:04 - PAULA DE LAS HERAS | RABAT
Las familias españolas atrapadas en Marruecos con niños en acogida solicitan la intermediación del Rey
Don Juan Carlos advierte de que que aún llevará tiempo desencallar el problema y el Gobierno confía en abordar la cuestión en la reunión de alto nivel que tendrá lugar en Madrid en octubre
El grito sonó desgarrador. Salía de una mujer incapaz de contener un minuto más la impotencia de saberse atrapada en una encrucijada imposible: o continúa en Rabat, cuando apenas tiene modo de estirar los días extra que ha ido arañando al trabajo a lo largo del último año, o abandona al bebé de 12 meses que lleva en brazos y al que ya considera su hijo. “¡Es nuestra única esperanza, por favor!”, dijo desesperada al Rey.
La cuestión de las ‘kafalas’- las tutelas de niños en países islámicos que, en la práctica y pese a la ley marroquí, se habían convertido en muchos casos en adopciones puras y duras- parece estar, sin embargo, por encima de la estrechísima y especial relación entre Don Juan Carlos y Mohamed VI. Es una cuestión sensible para el actual Gobierno de islamistas moderados en el que, según la diplomacia española, conviene actuar con pies de plomo.
Alrededor de 60 familias españolas se encuentran en estos momentos bloqueadas en Marruecos. La mitad, aproximadamente, han logrado ya sentencia favorable a la tutela y han podido sacar del orfanato a los niños que les fueron asignados hace, en muchos casos, año y medio. Todos ellos están en Rabat. En Agadir y en Casablanca no han tenido tanta “suerte” y siguen esperando. El problema es que a los supuestamente afortunados no se les permite ahora sacar a los niños del país. Las situación se les hace angustiosa.
El Rey aprovechó el martes su encuentro con el monarca alauí para abordar la cuestión. Pero no pudo dar buenas noticias al puñado de familias que en la noche del miércoles se habían concentrado frente a la casa del embajador Alberto Navarro a la espera de su llegada y a las que, finalmente, se invitó a sumarse a la recepción ofrecida a la colectividad española. “Es tamos en ello; hay que tener paciencia”, les dijo. “Llevamos así un año y medio”, le dijo, agradecida pese a todo, una madre. “Y lo que llevará aún...”, lamentó Don Juan Carlos.
“Conviene esperar a que baje la presión. Estamos en Ramadán, que es un momento de exaltación religiosa, y lo último que va a permitir Marruecos es que se interprete que cede a presiones de países extranjeros; luego vendrán las vacaciones y quizá sea más fácil”, dicen fuentes diplomáticas españolas. Las propias familias aseguran que la intervención del ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, ha sido muy útil para comenzar a desatascar el problema. Pero la respuesta del Rey les dejó, según admitieron después, helados.
Limbo judicial
Todo comenzó con la llegada al Gobierno de Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD) tras su victoria electoral en noviembre de 2011. En los últimos años, según admiten las autoridades españolas, se habían cometido ciertos “abusos” no solo en España sino en otro países. “Hay que tener en cuenta que la ‘kafala’ no es una adopción, es una figura de la cultura islámica por la que el niño pasa a estar bajo tutela de una familia que no es la suya, pero ni siquiera genera derechos de sucesión”, explican en la embajada en Rabat. Eso implica que el menor no puede perder en ningún caso su nacionalidad marroquí ni ser educado en fe distinta de la islámica.
Hasta que estalló el problema podían producirse al año 300 ‘kafalas’ por parte de familias españolas, de las cuales 200 eran catalanas. “Al llegar a España, Ahmed pasaba a llamarse Jordi y, con los años, empezaban a circular fotos de Jordi haciendo la primera comunión...”, explica un alto cargo. En septiembre del pasado año, el ministro de Justicia marroquí, Moustafá Ramid, emitió una circular en la que recomendaba a los fiscales no conceder ‘kafalas’ a quien no tuvieran residencia en Marruecos. Y así fue como las familias a las que ya se les había asignado un niño, pero aún no tenían la tutela efectiva quedaron en un limbo.
Gallardón se comprometió hace unos meses a hacer modificaciones legales para introducir la figura de la ‘kafala’ en el ordenamiento jurídico español y garantizar el seguimiento de los menores en España. Eso suavizó, parcialmente, la posición marroquí. Pero esta vez, Ramid no ha querido recibir al ministro de Justicia español, que formó parte de la delegación que ha acompañado a don Juan Carlos en su viaje de cuatro días a Rabat, y tuvo que conformarse con un encuentro con el número dos del ministerio.
El ministro de Exteriores, José Manuel García Margallo, aseguró ayer que el asunto se abordará de nuevo en octubre, durante la Reunión de Alto Nivel que tendrá lugar en Madrid. Pero tres meses es una eternidad para algunas de las parejas que ya tienen a sus niños consigo.“Hasta ahora íbamos y volvíamos. Los niños estaban el orfanato. Nosotros en un año hemos hecho 20 viajes -dice Miriam Saboya, una mujer de Barcelona que ya acogió un niño en ‘kafala’ hace cuatro años y ahora es también madre del pequeño Shaquí, de un año -. Veníamos los fines de semana. Pero las vacaciones y los permisos de maternidad y parternidad son finitos, se nos están terminando”.
Ella, como otros padres en su situación, ha firmado un documento por el que se compromete a educar a su hijo en la fe islámica y a inscribirlo en el consulado más cercano. Muchos se han convertido y han tenido que pedir crédito. “Teníamos mucha esperanza puesta en esta visita del Rey; contábamos con que desatascaría el proceso”. No pudo ser.